¿Se les dice a las mujeres de la generación mayor muchas esposas jóvenes en estos días, ‘No tengan miedo del divorcio’?

No que yo sepa. Cuando solicité el divorcio, recibía llamadas telefónicas en las que me pedía que esperara hasta después de que terminaran los días festivos y pensaba en usted tarjetas con oraciones y palabras de “sabiduría” y versículos bíblicos con pequeñas notas al margen sobre cómo resolver el problema y obtener asesoramiento. Sentí que era muy inapropiado que las personas intervinieran sin que yo les preguntara. Nadie tenía idea de lo que estaba pasando.