Si todo es justo en el amor y la guerra, ¿no tienen sentido los límites establecidos por el matrimonio?

Si fuera cierto que todo es justo en el amor y en la guerra, entonces sí, los límites en el matrimonio carecerían de sentido. Tampoco habría una Convención de Ginebra ni reglas de guerra.

Aquí hay un consejo: “Todo es justo en el amor y la guerra” no es cierto. Es un lugar sin sentido, muy parecido a “la excepción prueba la regla”, repetida sin cesar por personas que no escatiman ni un solo pensamiento por su absurdo.

No todo es justo en el amor o en la guerra. No puedes secuestrar a alguien y arrastrarlo con cadenas para estar contigo solo porque los amas, y no puedes vestir a un pelotón de soldados con los uniformes del enemigo en el campo de batalla.

“Todo es justo en el amor y en la guerra”

“Siempre hieres a los que amas”

“El camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones”

Todos los que conozco que han usado estas frases para justificar sus acciones tienen una larga cadena de relaciones rotas en su pasado. El amor y la guerra no son predecibles porque las personas están cambiando y creciendo todo el tiempo. Eso no significa que trabajen de la misma manera. Puedes escalar una guerra, o convertir el amor en odio, muy rápidamente ignorando sus peticiones. Tanto el matrimonio como la paz requieren confianza, que nunca ganarás al ignorar los límites que inicialmente aceptaste.

No, porque no todo es justo en el amor y en la guerra.

  • Acechando
  • Posesividad,
  • Violencia doméstica

Son todas las terribles consecuencias de las personas que creen este terrible adagio.

Y el hecho de que existen tribunales para procesar los crímenes de guerra también es evidencia de la falacia del refrán.

Espero que esto sea útil.

“Todo es justo en el amor y la guerra” no es una receta de cómo debes actuar, es una observación.

Es una forma de describir un efecto muy sutil. En la guerra el poder hace las reglas. No hay reglas prácticamente.

En el amor, la persona que amas querrá a la persona que quiere ama. No hay manera de forzar a alguien a amarte. Eres impotente en ese sentido. No hay reglas por las cuales uno elige a quien ama.