Nunca estás obligado a amar a nadie ni a ofrecerle un acceso íntimo.
Cuando me casé, mis suegros eran racistas, conservadores religiosos homofóbicos, y no me gustaban ni me llevaban bien con ellos. Su hija, mi esposa, no era ninguna de estas cosas, pero sí lo eran, y nunca estuve cerca de ellas.