Si no puedes superar el asunto de tu esposo, está bien. Sus sentimientos son completamente normales y únicos a su situación personal. Aquí hay una noticia aún mejor: ¡no es necesario que supere el asunto! No tienes que devolverlo y no tienes que intentar reconstruir el matrimonio. No tienes que escuchar sus disculpas, súplicas y excusas. No tienes que creer el “Te quiero”. No tienes que aceptar los muchos regalos. Está bien sentirse sofocado por su reciente y renovado interés en usted, en su matrimonio, en los hijos o en el cuidado de la casa, etc. Está bien sentir ganas de alejarse cuando él lo toca, de no querer besarlo o tener relaciones sexuales con él. Está bien dejar de acudir al asesoramiento matrimonial, dejar el matrimonio y divorciarse de él. Tienes derecho a hacer lo que sea mejor para ti.
He tratado con muchas personas profesionalmente cuyos matrimonios o relaciones primarias se han visto afectados por la infidelidad. Si llegas a la conclusión no puedes seguir adelante con este matrimonio; eso está bien, puede ser la mejor decisión para usted. Sin embargo, debes cuidarte bien. Recomiendo comenzar con un consejero personal. Preferiblemente un consejero que no esté afiliado con el consejero que estaba viendo conjuntamente. Aunque ya no está trabajando para salvar el matrimonio, tendrá que trabajar a través de su enojo, dolor y la traición que resultó del asunto. Vas a pasar por las etapas del dolor. El divorcio es muy traumático. No descuide la búsqueda personal profunda con la ayuda de su consejero. Enfrenta los déficits que existían en tu relación matrimonial. Querrá reconocer estas cosas, aceptar su papel en la disfunción y trabajar por su cuenta. Si no lo hace, estos problemas no resueltos lo seguirán a una nueva relación, posiblemente contribuyendo al fracaso.