Nadie puede decirte cómo sentir o qué pensar. Si estas fantasías te molestan, o si se están volviendo intrusivas o disruptivas, consulta a un terapeuta.
Pero hagas lo que hagas, por favor, por todo lo que consideres bueno y santo, NO DEBES HACER NINGUNA CIRCUNSTANCIA déjale saber a tu hija sobre tales pensamientos. No los escriba, no hable sobre ellos con sus amigos, simplemente manténgalos entre usted y su terapeuta. Que una hija lo descubra se siente rara, espeluznante y repugnante, y nunca más podrá volver a mirarte de la misma manera.