Porque el sexo y el matrimonio no son vistos como la misma bestia.
El sexo es una actividad que puede ser placentera entre dos o más personas. Tradicionalmente, se considera inadecuado tener relaciones sexuales, excepto entre un hombre y una mujer en un matrimonio, pero esto nunca funcionó bien.
Así que los niños tenían sexo. Y algunos de estos niños fueron descubiertos y castigados por una actividad en la que tuvieron placer y que no dañó a nadie más.
En la ley moderna, la idea de castigar a alguien por participar en una actividad que no perjudica a nadie se considera ridícula. Por lo tanto, las leyes de sexo y menores se centran en proteger a los menores del sexo no consentido, y no en castigarlos por sexo consensual con sus compañeros de clase.
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Por otro lado, el matrimonio es un contrato muy serio y legalmente vinculante. El certificado de matrimonio regula los derechos de propiedad y herencia; aquí existe un gran potencial para el delito.
Los menores no pueden firmar contratos, solo sus tutores legales (generalmente los padres) pueden hacerlo. Esto es nuevamente un mecanismo que mantiene a los menores fuera de peligro. Por lo tanto los menores solo pueden casarse con el consentimiento de sus padres. Y la edad a la que los padres pueden dar su consentimiento está (¿generalmente? ¿Siempre?) Vinculada a la edad a la que los menores pueden tener relaciones sexuales.
En resumen, la situación ideal es aquella en la que los adultos jóvenes pueden tener relaciones sexuales con sus compañeros si les da la gana sin temor a la persecusión, pero no pueden ser obligados a hacerlo y no entran en ningún tipo de vinculación legal a largo plazo hasta que se convierten en adultos. .
Por eso tampoco nos gustan los embarazos de menores. Quedar embarazada no es un delito, pero el bebé le impone a una madre menor una obligación a largo plazo …