Mi esposa y yo éramos cristianos cuando nos casamos. Fuimos a la iglesia por varios años juntos antes de que lentamente dejara de ir como resultado de la duda debido a la investigación continua que estaba haciendo sobre la historia de la iglesia cristiana (especialmente el protestantismo) y la historia de la Biblia.
Me tomó cerca de 2-3 años desde que dejé de ir a la iglesia hasta que un día me di cuenta repentinamente de que era un ateo. Informé a mi esposa uno o dos días después de que me di cuenta de esto, sin saber muy bien cómo reaccionaría. Ella fue realmente genial al respecto, y dijo algo como “Oh, está bien”.
Mi esposa tiene un título en filosofía, así que estaba interesada en mi razonamiento para no creer en Dios. Se lo expliqué, y ella era muy amorosa y comprensiva a pesar de que sus creencias en ese momento no coincidían con las mías.
Ella continuó yendo a la iglesia por un tiempo y yo estaba bien con ella llevando a nuestro hijo de tres años porque él es una criatura social y le encantaba jugar con los niños en la iglesia. Después de unos meses, aunque me dijo que se estaba volviendo agnóstica, también dejó de ir a la iglesia. Poco después, ella me informó que ella también pensaba que era atea. Dije algo como “Oh, está bien”.
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Realmente no afectó nuestro matrimonio en absoluto. No me casé con mi esposa por sus creencias, me casé con ella porque la amaba. Si se hubiera convertido en una adoradora de los dioses nórdicos paganos (Odin, Thor, etc.), todavía la amaría igual. Es una persona increíble, la respeto como persona y entiendo perfectamente que es libre de creer lo que quiera.
Si quiere casarse o asociarse con alguien solo por sus creencias, o hacer que sus creencias sean la base de su matrimonio, en mi opinión, ese es un terreno endeble para construir una relación. Lo más probable es que una persona haga que cambien sus creencias a medida que continúan teniendo nuevas experiencias a lo largo de la vida. Si no está dispuesto a amar a alguien por lo que es en lugar de a lo que cree, entonces no está listo para una relación duradera.