Si a un extranjero le ofrecieran un millón de dólares para permitirles tener relaciones sexuales con su pareja, ¿qué diría?

Diría que “estás hablando con la persona equivocada. No es mi elección si mi pareja tiene relaciones sexuales contigo; es suya. Aquí en la tierra, nuestras parejas no son propiedad”.