Muéstrales tu certificado de matrimonio.
Déjame darte una lista de tus autoengaños, de los trucos que has estado jugando en tu conciencia.
Primer truco: no decirse la verdad sobre el compromiso. Así es como sabe que tiene un compromiso: cuando está casado, tiene uno y cuando no está casado, no lo tiene. Antes de la ceremonia de matrimonio, todo es reversible: sus pensamientos, sus sentimientos, incluso su intención de casarse. De hecho, las personas que tienen relaciones sexuales fuera del matrimonio generalmente no terminan casándose entre sí. No, ni siquiera cuando la idea de casarse era su razón para tener relaciones sexuales.
Segundo truco: no decirse la verdad sobre el matrimonio. Acéptalo: no estás casado. Sentirse casado no te hace casar; tener relaciones sexuales no te hace casar Lo que te hace casarte es una solemne promesa pública, delante de Dios y de la asamblea de su pueblo, de amar, honrar y convivir, como marido y mujer, hasta la muerte. La razón por la que tiene que hacerlo frente al resto de su comunidad de adoración es que al mismo tiempo que ustedes dos hacen un voto ante Dios, todos esos testigos hacen un voto ante Dios para cumplir su promesa. No has hecho el tuyo; No han hecho de ellos.
Tercer truco: no decirse la verdad acerca de las reglas de Dios. En la Biblia, Dios prohíbe todo sexo fuera del matrimonio. Has suavizado esto para prohibir la “promiscuidad”. Limitar su desobediencia sexual a una sola persona no lo convierte en obediencia. Tampoco limitarlo a alguien con quien creas que te gustaría casarte, ni a alguien con quien has disfrutado de las bendiciones de Dios en el pasado. Tampoco lo llama “hacer el amor”.
Cuarto truco: no decirse la verdad acerca de la autoridad de Dios. Cuando se dicen a sí mismos que usar “protección” hará que el pecado sexual esté bien, están tratando de pasar por alto la cabeza de Dios. Estás haciendo una conjetura sobre la razón de su gobierno; luego piensa que si puedes sortear la razón, no tienes que obedecer la regla. Pero Dios no te ha dicho “Usa protección”. Lo que te dijo es “No tengas relaciones sexuales fuera del matrimonio”. Otra forma de verlo es esta: todo lo que convierte un precioso regalo como los niños en algo de lo que usted cree que necesita “protección” tiene que estar terriblemente equivocado.
Quinto truco: no decirse la verdad acerca de sus propios motivos. Cuando le pides a Dios en oración si está bien tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, solo estás fingiendo, porque sabes que Él ya ha respondido esa pregunta en Sus Escrituras. Ya ves, Dios no se contradice a sí mismo; Él no dice una cosa en la Biblia y otra cuando oras. Si ya te ha dicho qué hacer, entonces pregúntale “¿Qué debo hacer?” No es una forma de encontrar su voluntad, sino de evitarla. Él te dice: “¿Por qué sigues haciéndome preguntas que ya he respondido?”
- ¿Es el amor razón suficiente para tener relaciones sexuales?