Estoy agradecido de haber encontrado a mi esposo actual cuando aún era joven (28) y no pobre, pero tampoco rico.
¿Por qué?
Siendo joven,
- Me enamoré de él por su buena apariencia y aún mejor corazón. Era el chico más dulce de nuestro grupo de amigos y todos siempre querían estar cerca de él.
- No vi ningún problema en esperarlo, y dejé que nuestro amor y pasión crecieran. Primero lento, luego súper rápido.
No siendo tan rico,
- ¿Cuál es la peor parte del matrimonio?
- ¿Cuál es el mejor consejo matrimonial que me daría si me casara en un mes para que nuestra relación sea fuerte física, emocional y en términos de longevidad, y cuáles son algunos errores matrimoniales comunes que puedo evitar en nuestro matrimonio?
- Para un cónyuge que es el principal y único sostén de la familia, ¿qué es justo esperar de su pareja?
- ¿Ser puro significa solo no tener relaciones sexuales antes del matrimonio?
- En un matrimonio amoroso, ¿hay algún punto que deba ser considerado al casarse con su hombre?
- No esperaba más que una pizza compartida juntos.
- No hicimos nada extraordinario, pero aún nos sentimos en la cima del mundo.
Déjame decirte lo diferente que sería ahora, siendo la misma persona, con la misma moral, etc.
Tengo 34 años, financieramente en una buena posición, no hasta el punto que tengo un Lamborghini pero … Entiendes la idea.
Si todavía estuviera soltero y listo para mezclarme, lo más probable es que hubiera creado una lista de expectativas para el chico, como
- Él necesita verse así
- Tiene que ser un caballero
- Necesita disfrutar de ir a eventos, exposiciones, viajar a nuevas ciudades y continentes.
- Tiene que tener un trabajo bueno y serio.
- Necesita ser serio con respecto al futuro (ahorros, planes, etc.)
Desafortunadamente, con o sin el tictac del reloj biológico, hay expectativas que inevitablemente crecen dentro de nosotros, y cuanto más estás acostumbrado a estar solo, más lo que es una fantasía se convierte en una realidad insatisfecha.
Me alegro de haber conocido a mi esposo cuando éramos pobres y sin equipaje, por lo que nos elegimos el uno al otro por quienes éramos.