¡Absolutamente! Según mi experiencia, las personas de situaciones familiares difíciles generalmente toman uno de dos caminos. Permiten que sus dificultades las lleven a elevarse por encima de sus circunstancias y a superarse a sí mismas, o se permiten revolcarse en su dolor y, lamentablemente, nunca se dan cuenta de todo su potencial.
Depende de cada uno de nosotros qué camino elegimos tomar.