Soy demasiado protector, no importa lo duro que intente no ser. Quiero proteger a mi hijo de todo dolor porque lo amo.
Sé que la misión es inútil. Sé que un día sentirá dolor emocional o físico. Cuando llegue ese día mi corazón se romperá con él.
Amo a mi hijo, creo que sé lo que es mejor para él, así que hago lo que puedo para protegerlo. También sé que si lo protejo demasiado, se perderá importantes lecciones de vida.
Proteger a su hijo es un balance cuidadoso de darles la libertad suficiente para aprender y crecer sin dejar de mantenerlos seguros.
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Sepa esto, la mayoría de los padres tomarán las decisiones que consideren necesarias para proteger a sus hijos. Las decisiones se toman por amor y un temor muy real de que su hijo pueda salir lastimado.
Si un niño quiere hacer algo que sus padres desaprueban o están nerviosos, el niño debería tranquilizarlo con contacto, cómo se mantendrán seguros y una comprensión completa de los peligros que existen.
Si los padres siguen insistiendo en decir que no, el niño debe mostrar comprensión y madurez en la decisión de sus padres. Esto irá mucho más lejos para convencer a los padres de que el niño está listo para asumir cierta tarea o responsabilidad que desobedecer deliberadamente o enojarse.
Los padres muchas veces miran a sus hijos (sin importar la edad) y ven al pequeño bebé que trajeron a casa. A los padres les cuesta ver a sus hijos convertirse en adultos.