Érase una vez, salía con una chica y las cosas iban bien. Al menos pensé que lo eran. Durante un período de disfrutar de la compañía mutua durante 2 meses, gradualmente perdió sentimientos por mí. Ella esperaba que me comprometiera oficialmente con ella y le pidiera que fuera mi novia, lo cual no hice. Tal vez fue mi falta de confianza, tal vez fue mi indicio de duda, tal vez fue mi idea del momento. En cualquier caso eso fue todo.
Otra historia.
Había otra chica de la que me enamoré en 8vo grado. A ella también parecía gustarle, pero tristemente se mudó al final del año escolar y perdimos contacto por varias razones. El pensamiento de ella tranquilamente se quedó en mi mente. Avancé 6 años y de alguna manera me encontré transfiriéndome al mismo colegio que ella. Los pensamientos y ansiedades volvieron. Salí a almorzar con ella y la realización me golpeó. Nuestras personalidades habían cambiado, ya no hacíamos clic. Me reí de mis ideas jóvenes e ingenuas sobre el amor. Eso es vida.