Jesús lo dice muy, muy enfáticamente en la Biblia. “Quienquiera que dé la bienvenida a uno de estos niños pequeños, me recibe a mí … Quienquiera que lastime a uno de estos niños pequeños, sería mejor para él que una piedra de molino estuviera colgada alrededor de su cuello y que se ahogara en las profundidades del mar”. (Mt 9:37, 18: 6)
No se preocupe, Dios definitivamente pagará a esos padres despiadados mil veces por su crueldad hacia sus hijos. Los que hieren a los niños, lastiman a Dios mismo, en verdad. Porque, los niños son las cosas más cercanas a Dios que jamás verás en esta tierra.