Absolutamente. Dejando a un lado la herencia genética, el intelecto de los padres tendrá un efecto directo en el ambiente en que se cría el niño.
Si mamá y papá son personas inteligentes, sus hijos tendrán mayores probabilidades de estar en un entorno que fomente el crecimiento intelectual.
Por ejemplo: si los padres son ávidos lectores, lo más probable es que la casa tenga libros. Eso aumenta las probabilidades de que el niño lea libros. Leer libros es una forma segura de aumentar su conocimiento (y vocabulario).
Imagínese una cena cada noche donde toda la familia participa en una conversación inteligente y reflexiva. Compare el beneficio intelectual de ese acontecimiento nocturno con solo cenar con una TV a todo volumen.
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Cuando los niños hacen preguntas como “¿por qué el cielo es azul?”, Un padre inteligente será capaz de proporcionar la respuesta, o al menos sentir la curiosidad de encontrar la respuesta. Compare eso con un encogimiento de hombros y un “no sé”.
Eso no quiere decir que un padre inteligente no puede tener un niño no tan brillante, o un padre no tan brillante no puede tener un niño inteligente, pero preferiría ser un gran tonto en una habitación llena De libros que un gran muñeco en una habitación.