Déjame ofrecerte dos imágenes:
Matrimonio 1: Al marido le gustan las películas y la música en vivo; A la esposa tampoco le gusta y prefiere quedarse en casa. A la mujer le gustan los libros y cintas espirituales profundos; El marido es más feliz con los misterios y los juegos de computadora. El marido disfruta del suspenso; La esposa necesita leer los finales de los libros primero para asegurarse de que todo funcione. El marido es desorganizado y desordenado; La esposa necesita pulcritud y armonía.
Matrimonio 2: Ambos cónyuges han compartido el sentido del humor. Han aprendido comunicación noviolenta y otras técnicas para resolver diferencias. Él acomoda sus discapacidades y preferencias, como lo hace ella con las suyas. Han encontrado varios libros, programas de televisión y géneros de música que ambos disfrutan. Comparten sus viajes espirituales, incluso cuando están en caminos separados, con respeto mutuo y auténtica curiosidad.
El matrimonio 1 parece que está en problemas, comparado con el matrimonio 2, ¿verdad?
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- Mi hijo tiene 24 años, y quiere proponerle matrimonio a su novia de 4 años. Ella está en su primer año de la escuela de medicina y quiere comprometerse antes de hacer un LDR de 3 años cuando él va a la escuela de leyes. Me pregunto si él se encontrará con una chica mejor. ¿Es demasiado joven?
Pero en realidad son el mismo matrimonio: el mío.
El punto es: veo a mi matrimonio como el número 2 la mayor parte del tiempo. Esa es mi elección consciente. Oh, a veces me canso o me pongo gruñón y me permito tomar el punto de vista 1. Pero sé que tengo la capacidad de transformarlo.
Amo a mi esposa, quiero que mi matrimonio tenga éxito y estoy dispuesto a alterar mis expectativas y actitudes para nuestra felicidad mutua.
No siempre fui así. Tomó trabajo, asesoramiento, paciencia por parte de mi esposa, mucha conversación y muchísimo autoexamen.
Sugiero que su matrimonio puede ser exactamente lo que usted elija, si actúa con franqueza, afecto, humor y aceptando la posibilidad de que tal vez haya una o dos cosas que quiera cambiar.
Esa es mi historia, por lo que vale.