Soy el chivo expiatorio de mi familia biológica, y mi madre es el centro de la rueda (si entiendo el término correctamente, lo busqué porque no lo había escuchado antes).
Ser el chivo expiatorio fue emocionalmente doloroso para mí durante muchos años, pero una vez que entendí lo que estaba pasando y que no había absolutamente nada que pudiera hacer para cambiar la situación, dejó de tener el poder de molestarme.
De alguna manera, puede que me haya beneficiado el hecho de ser el chivo expiatorio, porque creo que soy capaz de notar y tratar con personas emocionalmente manipuladoras. Limité instintivamente el contacto con mi familia inmediata cuando aún era adolescente, ya que las interacciones siempre fueron decepcionantes. Creo que ayudó que el comportamiento de mi madre hacia mí siempre haya sido bastante ilógico; manifestando expectativas y luego contradiciéndose a sí misma, aceptando e incluso elogiando los comportamientos de mis hermanos por los que me condena, y las afirmaciones muy claras y repetidas de que me odia y nunca me quiere cerca, que comenzó cuando tenía unos ocho años.
Bueno, no tenemos una opción sobre la familia en la que nacemos, pero podemos elegir crear familias que disfrutamos. La vida es un viaje, y estoy disfrutando la mía.