Inevitablemente, habrá algunos rasgos que compartiremos con nuestros padres, sin importar cuánto lo despreciemos. Después de convertirme en esposa y madre, aprendí lo similar que era para mi madre. Estaba bastante devastada de que mi lado más oscuro reflejara a mi madre, alguien a quien prometí que nunca llegaría a ser.
Sin embargo, eso no significa que yo sea ella.
A diferencia de ella, reconocí estos rasgos de sombra que despreciaba. En saber, podemos hacer algo al respecto. Trabajamos en esas debilidades, aprendemos a vencer nuestros miedos y nos damos cuenta de qué es lo que nos hace sobresalir. Porque reconocemos esto, ya hemos ganado sobre una gran parte de nosotros mismos.
Cuando hay un momento en tu vida en el que reconoces una superficie de rasgo que es similar a la de tus padres, no te apartes de ella. Míralo largo y duro. Reconócelo. Abrázalo. No niegues su existencia. A partir de ahí, mejorate.
- Siento que mis padres esperan demasiado de mí. ¿Qué tengo que hacer?
- Si tu hermana le dijera agresivamente a tu novio que se calle porque hablaba demasiado mientras estabas mirando la tele, ¿lo defenderías?
- ¿Cómo puedo hacer que mis padres digan que sí para dejar que mi amigo duerma en el sofá si son muy estrictos?
- ¿Puedo casarme con la nieta del hermano mayor de mi padre en el Islam?
- ¿Cómo debo decirle a mis padres sobre mi novia de 40 años?
La autoconciencia es la clave de la felicidad. No fallarás a menos que te permitas