Es cierto que los hombres seguros de sí mismos, asertivos, agradables, socialmente cómodos tienen más probabilidades de obtener los empleos que desean y también las mujeres que desean.
Otros hombres culpan a sus “miradas” y a la sociedad por “juzgarlos por su cobertura”. Pero la sociedad en general nunca ha sido tan superficial.