Ella es una prueba viviente de que la belleza no tiene nada que ver con las apariencias, es evidente en la forma en que su belleza brilla de adentro hacia afuera, en la forma en que sus ojos bailan cuando ríe aunque su alma llora, como ama a cada alma viviente su corazón está brutalmente roto y anhela el cálido abrazo que podría curarla. Sin embargo, ella logra caminar inocentemente como un ángel disfrazado. Cada vez que se cae, se levanta, cepilla la tierra y aplasta a los demonios que intentan estrangular su identidad. Permaneció despierta incluso en el crepúsculo más oscuro, relajándose a sí misma por las personas que la dejaron descaradamente en la agonía por la que ha decorado el mundo.
Aparentemente es mi alma por lo que he escrito esto. No es una persona que actualmente admiro. Pero es mi amor por mí mismo absoulte que he descrito. Después de tropezar con miles de personas que solían ser una prioridad en mi vida. ¡He aprendido a amarme! 🙂