¿Cuándo fue un momento en el que te arrepientes de no haber escuchado a tu madre?

Estaba en mi adolescencia y salí con un chico no tan decente, todo gracias a las hormonas activas. Él era mi último año en la escuela, nos conocimos un año más tarde correctamente cuando me desmayé en la escuela. Él tenía su hogar en un área cercana, así que mi madre tuvo una idea acerca de sus alrededores y ¡este tipo existe! Nos conocimos a través de Facebook y empezamos a chatear. Progresó gradualmente a Whatsapp y luego a chats nocturnos hasta las 4 am. Estaba tan involucrado que todos los días sacrificaba mi sueño solo para conversar con él, sabiendo que tengo clases a las 7 am de la mañana y que las clases estaban ubicadas a una distancia de unos 30 km de mi casa. Así que tuve que levantarme a las 5 am. Durante 6-7 meses dormí solo durante 1-2 horas en la noche. Olvidé pasar tiempo con mi familia, olvidé hacer amigos de por vida afuera cuando recién ingresé a la universidad, olvidé cómo me vestía y me vestía como él exigía. Sabiendo que tiene un vínculo con el consumo excesivo de alcohol, los cigarrillos, la hierba y lo que no, solo confié ciegamente en él para que me lo dejara. Me torturó de todas las formas posibles. Le pedí que durmiera con él solo para ganarse su confianza y qué no. Mi mamá muchas veces lee nuestros chats, ya que a veces dormía mientras conversaba, olvidando borrar las cosas y apagar los datos móviles. Ella me hizo entender, me acarició, me regañó, luchó conmigo, discutió. Pero yo era ciego. No con ojos pero mi mente estaba ciega.

Un día me advirtió que filtraría mis fotos si no estoy de acuerdo con él. Estaba destrozada y mi ángel mamá estaba allí para apoyarme. Ella manejó la situación, rompí y me sentí culpable por no poder mirarme en el espejo.

LO SIENTO M aa… ¡Te amo! 🙂