Depende del padre y del niño. Algunos padres pueden ser maestros maravillosos, especialmente si a sus hijos les encanta aprender y aprender sin dificultades. Sin embargo, esto también requiere una inversión significativa de tiempo y energía por parte de los padres. Por otro lado, otros padres no son muy buenos maestros, y algunos incluso son maestros horribles. Además, los padres ocupados pueden carecer del tiempo y la energía para enseñar adecuadamente a sus hijos. Algunos niños también tienen dificultades para aprender ciertas materias, lo que puede requerir un maestro profesional para superar.
Un maestro profesional capacitado y compasivo será tan bueno, o mejor, en la enseñanza como la mayoría de los padres.