¿Con qué frecuencia se organizaron los matrimonios entre las familias de clase alta durante el antebellum Sur?

No era tanto una cuestión de matrimonios arreglados como un grupo de citas muy selectivo.
El estado financiero y social del padre de la futura novia determinó qué jóvenes del círculo social actual serían “bienvenidos” como pretendientes de la hija.

Por supuesto, los encuentros de amor inesperados surgieron en algunos casos y uno puede leer muchas historias históricas o de fantasía sobre los problemas que esto podría causar.

Básicamente, un papá bien ubicado ofreció a un esposo por su (s) hija (s) en quienes se podía confiar para proteger y mejorar los activos de la familia en la próxima generación.

Rara vez estaban realmente dispuestos, ya que la cultura del sur estaba fuertemente influenciada por la literatura romántica y las novelas históricas tal como las codificó Sir Walter Scott y sus imitadores, en las que el héroe siempre está “enamorado” de alguien y ella con él, y en el Al final suelen juntarse. Sin embargo, hubo muchas maniobras financieras relacionadas con el matrimonio. La mayoría de las chicas de la clase alta tenían una “parte”, una cierta cantidad de dinero en efectivo, como una dote, cuyo control pasaba al marido al casarse. Debido a que había muchos hombres jóvenes, un número limitado de plantaciones que podían heredar, una cantidad finita de tierra en la cual podrían expandir la cultura de la sembradora (suponiendo que tuvieran los medios para hacerlo), y solo alrededor de cuatro profesiones en las que Podrían ir (ley, medicina, ejército y púlpito episcopal), había muchas ovejas negras y cazadores de fortunas. También era muy común que los primos se casaran. Había muchos “visitantes”, generalmente entre parientes, entre la clase de sembradores, y era probable que conocieras a tus primos casi tan bien como tus hermanos. El matrimonio de los primos preservó el nombre de la familia, las líneas de sangre y la fortuna. Muchos hombres le daban una plantación a un hijo o sobrino que se casaba con su primo (generalmente el primero o el primero en ser retirado), o reescribían sus testamentos para convertirlo en su heredero principal.