La frustración no debe ser una excusa para ser grosero con las personas, ya sean padres o cualquier otra persona. Es perjudicial para el receptor, más aún si proviene del propio hijo.
Si está frustrado porque sus padres no pueden o no pueden ver su punto de vista, detenga la discusión, tome una píldora para el frío y relájese. Habla con ellos cuando te hayas calmado.