Por supuesto. Para el mejor. En una buena relación, se estimulan mutuamente y, como resultado, su apego se convierte en un amor más profundo. También maduramos lo que juega un papel en nuestros sentimientos. Vemos cuando es necesidad, problemas anteriores o lo que sea.
El cambio es lo único consistente en la vida. Es inevitable que nosotros y nuestros sentimientos cambien. Por supuesto, nuestros sentimientos hacia nuestro cónyuge también pueden volverse fríos, remotos y desinteresados. Cuando la relación no es de apoyo y de crianza, los sentimientos hacia los demás definitivamente cambian.