Las historias de amor son el reflejo de nuestras propias expectativas de la vida. Mientras leemos una historia o vemos una película, nuestra mente se ve a nosotros mismos como el protagonista principal durante ese tiempo. Sentimos lo que el personaje siente y la mayoría de las veces siempre es una suerte ciega que el protagonista encuentre su pareja. Así es como también soñamos que nuestras vidas sean, para poder encontrar nuestra pareja por un golpe de suerte. Suspende nuestro proceso de pensamiento sobre cómo funciona la realidad y nos permite soñar con vidas ficticias.
En resumen, las historias de amor nos dan la esperanza de que tal vez la suerte nos haga chocar con nuestro futuro compañero. Nos ayudan a anular las nociones anteriores y nos hacen creer que podemos lograr lo que soñamos. Proporcionan un medio de escape del mundo real, donde no todo va según lo planeado. De ahí el gusto por las historias de amor.