¿Qué puedes hacer?
Escribir. Dibujar. Hablar.
Escribe cómo te hizo sentir. Escribe lo que desees poder decirle. Escribe esos recuerdos que repasas cada noche antes de irte a dormir.
Dibuja cómo solía caminar, pararse o cómo era cuando te hablaba. No importa si no eres un gran artista. La impresión es todo lo que necesitas.
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Toma tu teléfono y graba tu voz. Cuéntale a dónde vas, o dónde has estado. Recita una historia como él lo haría.
Tienes las herramientas para preservarlo más allá de tu memoria. Usalos, usalos a ellos. Pero sobre todo, nunca te arrepientas de lo que no hiciste. En lugar de sentirte mal por no poner más de él en el almacenamiento digital, disfruta de lo que tienes. Siempre mira hacia atrás con felicidad, nunca te arrepientas.
La mejor de las suertes.