La mayoría (pero no todos) los jóvenes que se casan están seguros de que su amor durará para siempre. De vez en cuando, tienen razón, aunque principalmente por accidente.
La verdad es que los jóvenes que se casan rara vez tienen más que la más remota idea de con quién se van a casar. Conocer a alguien lleva tiempo, a menudo años. Y el factor más crítico en el amor es el conocimiento mutuo.
En realidad, los jóvenes que se casan rara vez tienen la menor idea de quiénes son ellos mismos. Simplemente no han vivido lo suficiente como para saberlo, no han enfrentado muchos de los serios desafíos de la vida, no han visto cómo manejan las responsabilidades de la vida, las alegrías de la vida y las decepciones de la vida.
Por supuesto, ellos no lo saben. De hecho, están seguros de lo contrario. “La conozco mejor que tú”, le dije una vez al padre de una novia. Como lo veo ahora, esto está más allá de la arrogancia. Es pura estupidez.
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Pero los jóvenes no lo saben, y ¿cómo podrían? Son sumamente seguros de sí mismos, sin ninguna razón identificable.
La vida les enseñará. Con suerte, la lección no será demasiado dolorosa. Y tal vez tengan suerte.