¿Qué puedo hacer con mi hermano horrible, egoísta y arrogante?

Te conviertes en el jodido éxito más grande que él podría esperar ser.

Entonces te encuentras con él de nuevo.

“Al menos no tengo gafas”, dice débilmente, en un intento inútil de mantener su autoestima.

“Sí, bueno que no tienes lentes como yo”, le dices. “Quién sabe, tal vez si lo hicieras, serías tan feliz como yo, y no mereces eso”.