Básicamente, hay dos formas de lidiar con su dilema: “Dígale” en lugar de “Muéstrale”. Y dentro de cada una de estas categorías hay una gama de posibilidades.
Declarar tu amor y preguntarle cómo se siente: esta estrategia tiene la ventaja de que obtengas una respuesta clara, si funciona. Tiene la desventaja de ponerla en el lugar al hacerla decidir “sí o no”, cuando sus sentimientos pueden no ser tan claros. Se arriesga a obtener un “no” cuando sus verdaderos sentimientos pueden ser un “tal vez”.
Comenzando a actuar de manera más romántica: en esta estrategia, gradualmente aumenta los aspectos románticos de su relación y ve cómo reacciona ella. En lugar de tratarla como a una amiga, comienzas a cortejarla. Puedes hacer algo tan simple y romántico como llevarle flores y entregárselas mientras se dice algo simple, pero halagador: “Vi estas hermosas flores y me recordaron a ti”.
Si ella parece complacida, simplemente continúas cambiando gradualmente la amistad hacia un romance. Puedes explicar el cambio con bastante sinceridad sin declarar tu amor y ponerla en el lugar. Puedes decir algo como: “Cuanto mejor te conozco, más me doy cuenta de que eres una persona especial”.
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Las ventajas de esta estrategia son que puedes ver si ella recibe bien tus gestos románticos (una buena señal) o si parece muy confusa e incómoda (una mala señal).
¡Buena suerte!
Elinor Greenberg, PhD, CGP
En la práctica privada en Nueva York y el autor del libro: Adaptaciones limítrofes, narcisistas y esquizoides: La búsqueda del amor, la admiración y la seguridad.
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