¡Seguro!
Puede ser demasiado fuerte para llamarlo “disgusto”, pero las pequeñas molestias, las diferencias de opinión y los intereses separados tienen una forma de quitarle el brillo a la relación. Sin duda, es normal, pero probablemente no tenga de qué preocuparse si se aman y están comprometidos a superar los flujos y reflujos emocionales en el matrimonio.
El problema viene cuando dejas que una actitud negativa eche raíces y empiece a erosionar el respeto que tienes por tu cónyuge. Esta es una trampa muy peligrosa, y creo que en realidad puede destruir un matrimonio.
Por lo tanto, si su cónyuge no es exactamente su persona favorita en este momento, trate de recordar que a veces también pueden sentir lo mismo por usted. Haga todo lo posible por ver lo bueno en su cónyuge y su relación, pero no tenga miedo de enfrentar problemas reales y obtener ayuda si la necesita. Estás en esto de por vida, ¡y ambos merecen lo mejor que el matrimonio puede ofrecer!
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