Intente controlar la temperatura y la textura de los alimentos que le está sirviendo a su bebé. Puede ser demasiado caliente, demasiado frío o demasiado grumoso para la boca sensible del bebé.
Si es cada vez que, sin importar lo que se está sirviendo, tal vez sus encías o boca estén adoloridas, y podrían hacer un chequeo del médico.