El aborto no se hace para “matar” o para “asesinar” al feto. Se hace para expulsar el embarazo, para prevenir las posibles consecuencias fatales del embarazo no deseado. Si el feto es demasiado joven para sobrevivir sin confiar en el cuerpo de alguien, morirá. Si está lo suficientemente avanzado como para tener la oportunidad, es resucitado en la UCIN.
Si quiere tratar al feto como trataría a un hombre adulto, el aborto es defensa propia. Si alguien representa una amenaza para su salud y seguridad, quien lo puede llevar a perder su trabajo, ser despreciado por su familia, ser abusado por su pareja, conducirlo a una ruina financiera incapaz de alimentar a sus hijos, dejarlo infértil o, en el peor de los casos Caso, matarte, tienes derecho a defenderte. Tomar un medicamento que contrae su útero o le da alivio al dolor no parece ser un uso excesivo de la fuerza para defenderse en esas circunstancias.