La madurez no es específica de la edad. Aunque vagamente puedo llamarlo situaciones específicas. Las circunstancias y las dificultades a las que te enfrentas, deciden si te llegan a los 25 años o tan pronto como en la adolescencia.
Cuando era niño, siempre me preguntaban, jugaban cuando se discutían asuntos importantes de la familia, era maduro cuando me preguntaron mi opinión al tomar decisiones importantes sobre la familia.
Cuando era niño, exigí esto y aquello cada vez que maduré, cuando aprendí a segregar mis necesidades y deseos.
Cuando era niño, siempre solía huir de las responsabilidades. Siendo el más joven de la familia, siempre estuve libre de preocupaciones. Estaba maduro, cuando me di cuenta de mis responsabilidades y comencé a ir hacia ellas.
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Cuando era niño me gustaba estar rodeado de personas, un gran grupo de personas me asombraba, me encantaba coleccionar cosas. Estaba maduro, cuando comencé a preferir calidad sobre cantidad tanto en personas como en cosas.
De niño siempre confié en la gente, todos a mi alrededor eran una buena persona, según mi opinión. Estaba maduro, cuando aprendí a aplicar los filtros para las personas, cuando pude ver que las apariencias engañan. La gente usa máscaras.
Crecí cuando en lugar de encontrar un hombro para llorar o una mano para limpiarme las lágrimas, aprendí a lidiar con ellas por mi cuenta.
¡Crecí cuando la soledad parece tener más sentido que el pandemónium!
Crecí cuando me di cuenta de que ¡Mantenerme como una prioridad a veces no significa que sea necesario!