Las personas que tienen el trastorno de la esquziofrenia por mayoría no son dañinas ni violentas. Los síntomas de la enfermedad tienden a hacer que deseen retirarse, aislarse, ser menos verbales, disfrutar de actividades tranquilas y solitarias, y tener vidas muy tranquilas, aparte de sus familias, su equipo de atención y quizás personas de la comunidad NAMI. (Asociación Nacional de Enfermos Mentales).
Si alguien deja de tomar sus medicamentos por algún motivo y durante un período de tiempo, puede comenzar a experimentar pensamientos delirantes o alucinaciones. Nuevamente, para la mayoría de las personas, el contenido de estos delirios es despectivo. Por lo general, sus pensamientos se refieren a lo mal que son o cómo se ríen las personas. Mucha gente se vuelve paranoica y piensa que alguien los está siguiendo. Por lo general, estos signos son lo suficientemente aterradores para que la persona vaya a ver a su médico y vuelva a tomar la medicación; muchas veces es un problema con la eliminación de la ayuda estatal y la persona no entiende qué hacer, por lo que no tiene la medicina.
La última situación es muy rara, pero es en la que se enfocan los medios de comunicación y hace que el público piense que las personas con esquziofrenia son violentas, lo que es extremadamente falso si estamos hablando de porcentajes y la probabilidad. A veces, si alguien no toma medicamentos por un tiempo suficientemente largo o por algún motivo nunca diagnosticado (familia en negación), esa persona puede terminar con delirios o alucinaciones hasta cierto punto que pueden volverse peligrosos. Pueden tener ideas falsas sobre alguien o algo o pueden ver cosas que realmente no existen. Un caso famoso en Texas fue la madre que ahogó a todos sus hijos en la bañera. Tenía esquziofrenia paranoica y no había estado tomando su medicación. Ella nunca le dijo a su marido y él no se dio cuenta. Estaba oyendo voces de Dios diciéndole que si no los mataba, todos se irían al infierno. Obviamente esto es un pensamiento ilógico. Lo hizo porque quería que ellos fueran al cielo. En el momento en que cometió el acto, creía plenamente en lo que estaba haciendo y que era lo correcto. Después de que volviera a tomar la medicación y fue en el momento del ensayo que no podía creer que lo había hecho, que tenía un remordimiento extremo, y que tenía que estar bajo vigilancia suicida las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Fue una completa farsa. Terminó yendo a la cárcel por lo que había hecho y cumpliendo su condena. Quien haya podido superar eso no lo sé.
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