Cuando era joven, ¿qué es lo más importante en lo que debería pensar cuando elijo a mi futura esposa?

Esto se aplica tanto a hombres como a mujeres. Es necesario comprender que el matrimonio es un contrato a largo plazo. Usted y su pareja deberán discutir temas como quién paga las facturas? ¿Cómo gastarás el ingreso discrecional? Quieres tener hijos? ¿Cuando? ¿Cuántos? ¿Quién los cuidará? ¿Dónde pasarás las vacaciones? ¿Cómo distribuirás las tareas domésticas?

Todos estos problemas son preguntas básicas que ocurren durante la asesoría prematrimonial, que puede suceder en su iglesia, con un profesional o por su cuenta a través de un libro o, probablemente, sitios web.

La clave para darse cuenta es que todos nos casamos con nociones preconcebidas de cómo será. Estos a menudo son tan profundos que no piensas mencionarlos (“bueno, por supuesto, necesitas barrer la acera todas las mañanas. ¿No todos?”). El punto si estas discusiones prematrimoniales es traer esos pensamientos a la superficie.

Un pensamiento más. Un amigo mío una vez dijo sabiamente “tu cónyuge necesita ser tu mejor amigo, tu mejor compañero de cuarto y tu mejor amante”. Estas tres cosas son a menudo completamente independientes, pero realmente necesitas las tres.

Esperemos que ella sea una mujer de un solo hombre, que no duerma (como usted no debería estar haciendo ahora también). Este es uno de los aspectos más importantes para un buen matrimonio. Lo que se hace antes de casarse es demasiado fácil de hacer después. Entonces ella debe ser cariñosa, honesta y una persona amorosa, amar más a Dios es también un buen toque.

Una donde la belleza viene de adentro, una con la que tu personalidad se identifica, una que comienza como un amigo, pero generalmente te dará este sentimiento, mariposas, que a veces incluso te hacen sentir un poco de ansiedad o una respiración más rápida, pero por encima y todo lo que sabe Lo que es el compromiso y la inversión que los dos harán juntos, de hecho, les traeré el mejor sentido de una vida plena, una que contribuya y se construya con Dios en el centro de la amistad. Una que está armoniosamente equilibrada e involucra a toda la familia. Uno que ambos son agudos a nuestro tiempo de ser un producto de una sola vez para usar.

Una donde no haya drama y siempre vaya a la cama en paz y cada mañana donde ambos se despierten, dándoles 15 o 30 minutos antes de lo previsto para rezar, acariciar y besar a su mejor mitad, para reflexionar o compartir algunos de los mejores momentos de la vida con. El uno al otro.