Comienza a gritar de nuevo. No enojada, como lo hace ella, sino casi burlona, para hacerle saber cómo suena, y lo grosero que es cuando se acerca a ti. Cuando o si ella se calma, entonces (a diferencia de ella) inmediatamente te calmas y restableces un nivel razonable de discurso.
Si este tratamiento no funciona, entonces déjala. Nadie merece ese tipo de abuso. Pero prueba mi método primero, como una súplica desesperada para entender lo que TÚ estás experimentando cuando te grita.