Tengo dos hijos que han tomado el piano. Ambos se han detenido en este punto. El primero se detuvo porque estaba estudiando con un compositor italiano de formación clásica (amigo de la familia), y el profesor se negó a seguir enseñándole hasta que conseguimos un piano, en lugar de un teclado. Vivíamos en un apartamento de la gran ciudad en ese momento y, aunque técnicamente se nos permitió tener un piano, se nos dijo que cualquier queja requeriría que no lo usáramos. Por lo tanto, no valía la pena. Él cambió a la guitarra, y lo ha disfrutado tremendamente. Después de dos años de lecciones, es lo suficientemente decente como para que pueda aprender por su cuenta. No será un músico profesional, pero puede tocar lo que quiera con un cierto estilo.
Un hijo menor detuvo el piano cuando murió su maestro. Y, sí, fue triste. Ella era una dulce mujer mayor, y sabíamos que esto iba a venir. (Ella tenía unos 90 años). Aun así, ella era genial con él, y tenían una fuerte conexión. Podía verlo comenzar de nuevo, pero probablemente no sucederá por un momento, mientras termina de llorar.
Sin embargo, creo que la habilidad de aprender piano no vale la pena cuando un niño realmente lo odia. Si son neutrales o ligeramente resistentes, es una cosa. Si una relación con un niño se ve comprometida por un montón de molestias, no creo que valga la pena. Tiendo a esperar hasta que mis hijos quieran lecciones y tengan la edad suficiente para “poseer” su práctica; por supuesto, eso también significa que no tengo prodigios musicales en mi casa.
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