La comparación solo sugiere que si se está partiendo de la premisa de que la homosexualidad es una perversión. Si, por otro lado, está partiendo de la premisa de que la homosexualidad es una variación natural, como el color de la piel, la comparación no sugiere nada sobre las relaciones interraciales.
Es por eso que es poco probable que esta comparación convenza a las personas que creen que la homosexualidad es una perversión. Por supuesto, nada persuadirá a esas personas. Los defensores del matrimonio del mismo sexo entienden esto, por lo que no nos molestamos en adaptar nuestra retórica a esas personas. Esta parte de la retórica está dirigida a aquellos que están abiertos a la idea de que la homosexualidad es moralmente neutral y no patológica, pero que, por alguna razón, se sienten aprensivos con respecto al matrimonio entre personas del mismo sexo.