Tuve un aborto involuntario cuando era adolescente. No hubo un consejo específico que ayudara, sino la cantidad de personas que dijeron cosas como “Tuve dos antes de tener mi primer hijo” o “Sí, eso me pasó el año pasado”.
Cambió tener un aborto involuntario de una cosa inimaginablemente terrible a algo que sucede todo el tiempo. Es triste, pero no es el fin del mundo.