Dos factores están trabajando contra el matrimonio. Primero, las razones religiosas para casarse están disminuyendo. Contrariamente a lo que algunos creen, no tienes que estar casado para tener relaciones sexuales o tener hijos. (Tuve que señalarlo a algunos estudiantes en una clase de pregrado) Vemos un aumento en las tasas de matrimonio y una disminución en la edad de matrimonio en la población altamente religiosa. Las religiones fuertes y conservadoras tienen un efecto positivo en el matrimonio.
Segundo, el movimiento por los derechos de las mujeres ha tenido un efecto considerable en el matrimonio. A medida que las mujeres ganan independencia e igualdad, el matrimonio, para muchos, parece menos atractivo. El matrimonio requiere tiempo, energía, dinero y esfuerzo.
El matrimonio solía ser visto como una meta o carrera. “¿Qué quieres ser cuando seas grande, Sara” “¡Mami!” Ahora, la respuesta más probable de las niñas parece estar en la línea de médico, piloto o presidente.
No creo que no haya excepciones a estas tendencias. También me gustaría señalar que hay una serie de efectos positivos que disfrutan las parejas casadas, incluidas las ventajas para la salud mental y física. Sin embargo, los cambios en las esferas religiosas y económicas de la sociedad parecen haber tenido un impacto en la institución del matrimonio.