Creo que las respuestas a esa pregunta en particular no crecerán una mejor asociación.
Somos responsables de nuestras acciones. En un matrimonio somos responsables de construir una relación más fuerte. Si tomamos decisiones que desgarran la relación, eso es irresponsable.
Si bien es cierto que la felicidad de un cónyuge no debe depender de las acciones del otro cónyuge. Cada uno de nosotros es responsable de nuestra propia felicidad. No es saludable hacer que nuestra propia felicidad dependa de otra.
PERO es la creación de relaciones amables y amistosas hacer cosas para un cónyuge que las hace sonreír, que las consuela, que las apoya, que les hace sentir que su pareja las quiere como personas. Es nuestra responsabilidad conocer cuáles son esas cosas. Conocer muchos actos pequeños que pueden hacerse fácilmente es mejor que un par de actos grandes que no se pueden hacer a menudo.
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Somos responsables de no agregar a las cargas de un cónyuge. Al satisfacer nuestras propias necesidades, construye relaciones para tomar en cuenta las necesidades del cónyuge. En otras palabras, encuentre una manera de obtener lo que desea que no pise los dedos de los demás.
Donde muchos tienen dificultades es el punto de equilibrio entre un cónyuge que solicita demasiado alojamiento (para ser feliz) y sentir que cualquier ajuste es control. En una relación fuerte, cada uno quiere que el otro, así como ellos mismos, sean felices. Así que están dispuestos a trabajar para encontrar soluciones que funcionen para ambos.
Uno de los problemas es que a muchos se les dijo, desde pequeños, que sus necesidades no eran importantes. Hubo una promesa tácita de que sería “su turno” obtener lo que quisieran cuando se convirtieran en adultos.
Desafortunadamente, eso es una mentira. Como adultos tenemos más poder sobre nuestras vidas. Por ejemplo, ya no necesitamos pedir permiso para obtener un café con leche en Starbucks. Pero entrar en la edad adulta, o peor aún, en una relación, creer que no somos responsables del efecto que nuestras decisiones tienen en los demás es egoísta.
Entonces, si bien la respuesta es no, no somos responsables de hacer feliz a otro, esa respuesta sugiere que no somos responsables de nuestras acciones que hacen que otro no sea feliz. Y eso no es verdad. Esa vista desgarrará una relación hasta que no quede nada de ella.