A medida que me acerco a mi último trimestre, me preocupo cada vez más por tener un parto prematuro. ¿Qué puedo hacer para prevenir el parto prematuro?

El parto prematuro se puede prevenir mediante

  • Comer bien y comer a menudo: no comprometa su nutrición en ningún momento. Está bien tener una caja entera de helado o donas a la vez, pero ciertamente no se pierda sus macros, especialmente calcio, proteínas, ácido fólico y hierro. Tome su Prenatal regularmente.
  • Ve cuando quieras : Pee o Poop cuando tengas ganas. No espere, ya que esto puede causar inflamación en los tejidos.
  • Bebe agua: no lo evites solo porque tienes ganas de orinar con frecuencia. La deshidratación puede provocar coagulación y calambres y también reduce la circulación sanguínea, lo que puede causar molestias en el útero.
  • Ejercicio: Especialmente si eres obeso. No te excedas. Si crees que caminar 10 minutos te agota. Tómate un descanso, pero hazlo durante al menos 10 minutos.
  • Mantener la salud bucal: Sí, hay un estudio que muestra que la salud bucal inadecuada puede llevar a un bebé prematuro.
    La asociación entre las experiencias de salud oral materna y el riesgo de parto prematuro en 10 estados, Sistema de monitoreo de la evaluación del riesgo de embarazo, 2004-… – PubMed – NCBI

Es posible que estas cosas no le ayuden si ya tiene un alto riesgo de parto prematuro, que es si tiene

  • Placenta Pervia
  • Cérvix incompetente
  • Historia de parto prematuro o fue un prematuro usted mismo.
  • Anomalías de la estructura del útero y el cuello uterino.

Otras condiciones, como la diabetes gestacional y la preeclampsia, no aumentan mucho las posibilidades de tener un parto prematuro (tal vez en un promedio de 1 a 2%), así que no se preocupe por eso.

Aumentar el suministro de sangre al útero.

Después de los riñones y el útero (y posiblemente el cerebro), el mayor usuario de riego sanguíneo son las piernas en movimiento que transportan el cuerpo.

El reposo en cama es la mejor manera de aumentar el suministro de sangre al útero.

Disminuye la necesidad de sangre para los músculos y (en lugar de estar sentado) facilita que el cuerpo regrese la sangre a la circulación porque el corazón no tiene que bombear cuesta arriba.