Aunque yo mismo no tengo hijos, puedo decirles dos prácticas que funcionaron para mis amigos y sus hijos.
“La política de no comer gratis”: esta es en realidad una táctica de entrenamiento del perro, pero también funciona para los niños. Cuando su hijo esté siendo desobediente, retire un artículo suyo que sea de gran valor. Su juguete favorito, manta, almohada, etc. y pone ese artículo en un “tiempo fuera”. Cuando comienza a escucharte nuevamente y se comporta durante un período prolongado de tiempo, esencialmente ha recuperado el objeto.
“The Thoughtful Spot”: basado en el “spotful reflexivo” de Winnie the Pooh, este es el escenario tradicional de poner a un niño en la esquina, pero con un giro. Tenga un banco o taburete especial y déjelo en un rincón designado. Cuando su hijo esté actuando, haga que vaya a su lugar reflexivo durante unos minutos de silencio. Si se da la vuelta y te da excusas (conversaciones posteriores), solo extiende la cantidad de tiempo que tiene para quedarse allí. Si deja el lugar reflexivo, llévelo con calma al taburete sin una palabra. Establecer un temporizador si es necesario. Esto realmente funcionó para mi sobrino. ¡Es el niño más respetuoso que conozco!
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