Recientemente escuché la siguiente historia:
Una jovencita se lastimó y necesitaba ir al hospital.
Como solo uno de los padres podría acompañarla, le preguntaron a la niña triste: “¿A quién prefieres que vaya contigo, mamá o papá?”
“Papá”, dijo la niña entre lágrimas.
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Así que papá se fue y mamá pasó las siguientes horas tratando de no sentirse herida por la elección de su hija.
Y entonces, papá llegó a casa.
Mamá trató de poner una expresión tranquila, pero su esposo pudo ver que estaba angustiada.
“Estás molesta porque ella me eligió, ¿verdad?” le pregunto gentilmente
“Algo así”, admitió ella, “después de todo, ¡soy su madre!”
“Ya sabes”, dijo su marido, “tan pronto como nuestra hija fue vendada, me miró con tristeza y dijo: ‘¿Dónde está mamá? Quiero a mamá'”.
Necesitaba que su padre se sintiera seguro, pero una vez que la parte de miedo terminó, solo quería consuelo … Y para eso, necesitaba a mamá.