Sí, si: ambos compañeros nunca crecieron o aprendieron a relacionarse como adultos; no recibió asesoramiento o consejo sobre cuestiones maritales; descuidado para tratar enfermedades físicas o mentales; no puede lidiar con problemas latentes de la infancia.
Básicamente, cuando dos personas viven juntas durante un cuarto de siglo, aprenden a empatizar y apoyarse mutuamente, o caen en repetir los mismos guiones día tras día hasta que el conflicto crece y estrangula el matrimonio.