Nada cambia para mí. ¿Y qué si tienen secretos? Ese es su problema. Soy horrible con los secretos. Los que considero irrelevantes, los hablo con todos los que me rodean, y los que considero un veneno relevante y me atormentan desde dentro. Estoy mejor sin saber tales cosas.
Dicho esto, por supuesto, no puedo ser torturado con éxito para obtener información sobre “¿Dónde está el código secreto de armas de destrucción masiva que tu abuelo ha construido? ¿Dónde está la base secreta?” – Seré todo como “¿Eh?” y probablemente ese será mi fin.
Los secretos oscuros en la familia son impresionantes para los argumentos de películas. Pero en la vida real, son una carga real.
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