Me sentiría aplastado. Traicionado, un poco. Triste, para ella. Culpable, por mi mismo. Luego comienza ese proceso en el que escaneas cada detalle de los últimos seis años en busca de cosas que hiciste mal (y encontrarás cosas, créeme).
Mi primera pregunta sería por qué ella no vino a hablarme sobre eso primero. Entonces me daría cuenta de que, aunque tiene problemas con la relación, no me está pidiendo que haga terapia de pareja. Lo que posiblemente significa que ella ve el problema como originado en su lado. Si es algo que ella necesita resolver por su cuenta, le daré el espacio para hacerlo. Si es algo que su terapeuta siente que necesita hablar conmigo, lo escucharé. De cualquier manera, confiaré en ella como mi pareja en esta relación y respetaré sus derechos e individualidad.