Pólipos: se trata de crecimientos, generalmente no cancerosos, que pueden desarrollarse en el útero, en el cuello uterino o dentro del canal cervical. Pueden causar sangrado.
Atrofia endometrial (adelgazamiento del endometrio): el endometrio, el tejido que recubre el útero, puede adelgazarse mucho después de la menopausia debido a los niveles más bajos de estrógeno. Esto puede causar sangrado inesperado.
Hiperplasia endometrial: en esta afección, el revestimiento del útero se vuelve más grueso y, como resultado, puede producirse un sangrado. La obesidad puede ser la causa del problema. Algunas personas con hiperplasia endometrial pueden tener células anormales que pueden conducir a cáncer endometrial (cáncer del revestimiento uterino).
Cáncer endometrial (cáncer uterino): el sangrado después de la menopausia puede ser un signo de cáncer endometrial.
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Otras causas: la terapia hormonal, la infección del útero o el cuello uterino, el uso de ciertos medicamentos como anticoagulantes y otros tipos de cáncer pueden causar sangrado posmenopáusico.