Su situación es exactamente similar a la del chico que fue al restaurante y se sentó en silencio observando a todos sin dejar que ningún camarero supiera lo que desea comer. Y esperando con esperanza que el camarero sienta lo que quiere de la nada y se lo sirva. Hay más en la historia. En 20 minutos, el camarero le había preguntado más de tres veces qué desea tener. No habló ni dio señales. El teléfono sonó, habló un rato. Aún después de la llamada, él está esperando. Y ahora, con toda la frustración y la ira de tan larga espera, se está poniendo rojo y pensando que ¿qué le pasa a este restaurante?
En serio…. ¿Qué pasa con ese restaurante?
No se trata solo de la comida, sino de todo lo que uno desee. Uno tiene que decir lo que uno desea. Pero si uno está dispuesto a sentir los deseos, debe estar tan cerca emocionalmente con esa persona. Ese es el puente. Lo que ayuda a un sentido. 🙂
No hay nada malo con nadie. Sólo hay una brecha en la comunicación. Puentearlo Y vivir en paz. 🙂
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Se yu Ser. 🙂